martes y te escribo desde el despacho... esperando que me devuelvan un
albarán que he empezado a meter pero que me han quitado... con la caja
por hacer y con un sueño que me caigo...
martes y ayer los hados se aliaron para que no pudiera ni abrir el
editor y mandar siquiera un telegrama... porque los lunes a veces son
muy lunes y cuando incluyen el cierre del trimestre, la vuelta de
vacaciones del jefe y ese tener que dar explicaciones de porque hicimos
determinadas cosas, que con el pasar de los días hemos olvidado, y esta
sensación de tristeza que últimamente me acompaña y con la que la verdad
es que no sé muy bien como lidiar, porque conociendo las soluciones, sé
que no las voy a poner en práctica... porque como dicen por ahí, el
corazón tiene razones que la razón no entiende, y el mío es quizás
demasiado responsable como para hablar pese a estar ahogándose... y me
repito que puedo con todo, aunque de sobra sé que no podré... y sigo
haciendo malabares, sigo mirándome a los ojos en el espejo cuando me
tomo los ansiolíticos por las mañanas y por las noches, y sigo
obligándome a sonreir cada vez que aprieto por en medio el tubo de la
pasta de dientes...
divago... y el caso es que yo hoy venía a hablarte de el dinero de
zola (libro que me regalaron mis hermanas por mi cumpleaños, porque al
estar descatalogado, su precio superaba lo que me suelo gastar en
libros... y mis hermanas que son muy majas, decidieron regalarmelo entre
las dos...)
acababan de dar las once en el reloj de la bolsa, cuando saccard penetró en la sala blanca y dorada de casa champeaux, cuyas altas ventanas daban a la plaza. con rápida mirada recorrió las hileras de mesillas donde los hambrientos comensales se apretujaban, pareciendo sorprenderse al no advertir el rostro que andaba buscando.
zola (el dinero)
y así empieza zola a contarnos esta historia de dinero y especulación...
y volvemos a encontrar a saccard (el hermano de su excelencia eugene
rougon, del doctor pascal, de sidonie y de marthe, la de la conquista de plassans...) después de haberlo conocido en la jauría...
y ahora saccard es viudo y está arruinado... y si zola en la jauría nos
hablaba de la especulación inmobiliaria, en el dinero nos hablará de la
bolsa y de como un montón de gente perdió un montón de dinero por culpa
de un saccard, que en vez de aprender de sus errores, parece que
prefiere ampliarlos...
imposible no pensar en los tiempos que corren y en como se permiten las
mismas estafas, y los mismos dramas que nos contaba zola hace mas de
cien años... imposible no ver las noticias con otros ojos, e inevitable
pensar que si ciertas personas leyesen a zola (y a unos cuantos más) nos
ahorraríamos muchos dramas...
y como siempre, a parte de saccard (que si no me cayó bien en la jauría,
no ha conseguido hacerme cambiar de opinión en esta novela), hay todo
un elenco de secundarios de lujo... como caroline y su hermano
ingeniero, que sin saberlo darán a saccard la manera de hacer dinero,
aprovechándose de su sueño; y la dueña de la casa donde viven los tres,
empeñada en agotar la herencia que le dejó su marido en faraónicas obras
de caridad; y las vecinas, nobles venidas a menos que pasan hambre
entre semana y se remiendan sus ropas, para poder seguir ofreciendo a
sus amigos una imagen de opulencia que hace tiempo que perdieron; y
maxime, el hijo de saccard al que ya conocimos en la jauría, que también
es viudo y vive encantado, pero sin querer saber nada de los negocios
de su padre; o el portero que confía sus ahorros a saccard para
conseguir la dote de su hija; y esa pareja, los únicos que pese a pasar
hambre no especulan, y con son felices con sus cuatro muebles; y el
banquero judio al que saccard pretende hundir y que le acaba hundiendo; y
el usurero malvado que tiene un hermano comunista que se está muriendo;
y un montón de personajillos que pululan por la bolsa, unas veces
ganando y otras perdiendo, y de los que zola nos contará sus
historias...
una maravilla... aunque me da penilla que después de haberme leído esta
novela solo me quede la última entrega de esos rougon-macquart...
y ahora corto y cierro, que como esto es un no parar, superado el cierre
del trimestre, el del iva, la vuelta del jefe y la ida del otro jefe,
hoy toca facturar y empezar con este mes de julio que a día quince
todavía no he empezado, y meter el albarán del que te hablaba al
principio de este post y que me acaban de devolver para que lo meta
cuanto antes...
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