viernes (por fin!) y te escribo desde el despacho... con la caja por
hacer, un albarán que se quedó a medias ayer y que aún no he encontrado
el momento de retomar, ocho códigos que crear, un presupuesto que pasar,
y acaban de dejar un albarán en la cubeta... así que no sé que hago
aquí escribiendo cuando debería estar adelantando faena, visto que ya
son las once, y de momento mi mañana no ha sido nada productiva (siempre
por motivos ajenos a mi voluntad... claro).
viernes, y hoy quería hablarte de daisy miller,
un relato largo o una novela corta de henry james, que compré junto con
otra por un euro o dos (no lo recuerdo exactamente en este momento) y
que estuve leyendo hace unos días...
en la pequeña ciudad de vevey, suiza, se encuentra un hotel particularmente confortable. hay muchos otros hoteles, desde luego, pues el entretenimiento de los turistas es la ocupación fundamental del lugar que, como recordarán muchos viajeros, se alza a la orilla de un lago maravillosamente azul, un lago que a todo turista incumbe visitar.
henry james (daisy miller)
y así comienza esta historia... en una pequeña ciudad de suiza, en un
hotel particularmente confortable, un joven americano que lleva
demasiado tiempo en europa para saber los usos y costumbres de su país,
winterbourne, conoce a daisy miller, y desde el primer momento no tiene
claro si es una joven coqueta experimentada, o simplemente una joven
demasiado inocente para saber hasta que punto pueden ser inconvenientes
ciertas cosas...
y ella se irá a roma, a donde él irá poco después... y las dudas de
winterbourne respecto a daisy miller seguirán sin aclararse... se puede
ser tan inocente en un mundo tan lleno de convenciones como para hacer
lo que se quiere, sin pensar en el que dirán o en lo que podría parecer,
aunque no sea verdad?...
dudas que winterbourne sólo será capaz de despejar al final...
y te diré que recordé aquella fiebre romana de
la wharton (sobre todo por el final, aunque nada tengan que ver los
finales...), y te diré también que incluso a ratos me tenía que recordar
a mí misma que estaba leyendo a james y no la wharton, de tanto como se
me confundían sus maneras de contar las cosas...
que me encantó, claro... y ahora tengo el otro relato que contenía el libro que compré... esperando...
corto y cierro... ahora solo me falta decidir por donde empiezo...
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