sobre fin de siècle (cuarta parte)

lunes y te escribo desde el despacho... 

lunes y la caja ya está hecha; las facturas y los listados archivados; el correo abierto, impreso y entregado; una solicitud de rma que me han aceptado encima de mi mesa esperando que acabe de tramitarla, aunque esa es una de las cosas que de momento no tengo muy claro como se hacen del todo; y nada mas que hacer de momento, ya que entre la tarde del viernes y la mañana del sábado senté las facturas que han llegado hasta el momento, me puse al día con las remesas, los cobros y los pagos, y hasta me dio tiempo de hacer los talones que esperan de mi mesa que el jefe me los firme para poder meterlos en sobres...

(y aquí estoy, en medio de esta extraña calma que precede a toda tormenta... notando como a ratos, contengo la respiración; y a ratos respirando hondo, para ver si así evito que la ansiedad que me ronda, consiga atraparme del todo)


lunes y como ayer no hubo peli (nada diré de en qué perdí la noche) pues retomo este contarte ese fin de siècle, que me fui leyendo poco a poco...

y en esta cuarta entrega te hablaré de una autora a la que conozco bien desde que era jovencita: edith wharton (1862-1937), que en esta antología de relatos de mujeres en lengua inglesa, está representada por un relato, el ajuste de cuentas, que no había tenido el placer de leer hasta ahora... un relato sobre las relaciones matrimoniales, y como cambian las cosas... y como a veces no somos capaces de entender a alguien hasta que la vida nos coloca en el mismo lugar, aunque sea muchos años después... 




«la ley matrimonial de la nueva dispensa será: "no serás infiel... a ti mismo".» un discreto murmullo de aprobación llenó el estudio y, a través de la nube de humo de cigarrillos, mrs. clement wesfall observó cómo su marido se vio rodeado por un grupo de señoras que le daban la enhorabuena conforme bajaba de la improvisada tribuna.

edith wharton (el ajuste de cuentas)


y también he de hablarte, en esta cuarta entrega, de charlotte mew (1869-1928), autora inglesa, y de su relato: una noche blanca... relato que empieza pareciendo de viajes, y que acaba siendo un relato gótico e inquietante... no tanto por lo que pasa (que también) sino por lo que los protagonistas no son capaces de hacer...



-el suceso -dijo cameron-, se estropea sin remedio al contarlo debido a su carácter melodramático que le es meramente fortuito, su sensacional tramoya, sobre la que cualquiera que no hubiera sido testigo de aquello, sería propenso a desdibujar los trazos más hermosos de la escena.

charlotte mew (una noche blanca)


y por último (de momento) hablarte de mary e. wilkins freeman (1852-1930) y de su relato la vieja magoun... relato que admito que me dejó bastante tocada, porque pese a ver venir el final, de alguna manera, no me lo esperaba...



la vieja magoun siguió viviendo como lo había hecho antes. se mantenía a sí misma gracias a los productos de su pequeña granja; era muy trabajadora, pero la gente decía que andaba un poquito transtornada ya que, cada vez que pasaba por el puente de troncos con huevos o verduras de su jardín para venderlos en greenham, llevaba consigo, como quien lleva a un niño, la vieja muñeca de trapo de lily.

mary e. wilkins freeman (la vieja magoun)


y ahora corto y cierro... porque lo que me he propuesto hoy no va a resultar nada fácil, pero situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas, así que hoy, hasta la hora del cierre, he decidido fingir que sé menos de lo que en realidad sé... sí, he llegado a la conclusión de que quizás si me hago más tonta de lo que soy en realidad, si fingo desconocer ciertos procedimientos, si pongo cara de pánico ante determinadas preguntas pese a conocer las respuestas... quizás... quien sabe... las cosas cambien...

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