jueves y te escribo desde el despacho, con la extraña sensación de que me falta algo...
jueves con la caja por hacer y el correo impreso y entregado... con un
albarán encima de mi mesa esperando que lo meta, y esperando también que
demos por cerrado febrero para ver si puedo empezar hoy con el mes de
marzo...
jueves, y te contaré que después del libro de la mccullers me volví a
encontrar sin saber qué leer... pero no cogí ninguno de los libros que
durante la noche anterior había empezado y dejado... sabía que aquella
mañana de domingo en la que, pese a haberme acostado tarde, me levanté
temprano, determinadas lecturas eran totalmente incompatibles con mi
estado de ánimo... necesitaba algo fácil, corto y a ser posible sin
demasiados dramas, que de esos ya iba bien servida en la vida real...
además, aquella mañana no sabía lo que íbamos a hacer... me mandaban
mensajes mis hermanas, teníamos una comida de cumpleaños a la que no
sabíamos si iríamos dadas las circunstancias, y cogí un libro finito de
la editorial periférica que llevaba tiempo por casa y que no me había
decidido aún a leer... el jardín de constance fenimore woolson...
"bueno, ahora con gooster trabajando en la lechería, bepper al fin colocada, asistiendo a una buena familia, parlo y squawly en perugia, soonter a cargo de las monjas, jo vanny como aprendiz de carpintería, y sólo con nounce a mi cuidado (por no mencionar a yaya, por supuesto, y a pipper y al viejo patro), parece que por fin pudiera hacerse realidad algún día. podría estar listo para el próximo cuatro de julio, sólo faltan diez meses. algo así sería bueno para celebrar ese día!"
constance fenimore woolson (el jardín)
y así empieza constance fenimore woolson a contarnos esta historia que me tuvo entretenida aquel domingo por la mañana...
la que habla es prudence... denza, según su extraña familia de
adopción... una mujer inglesa, que sólo una vez en su vida dejó de hacer
honor a su nombre y que desde entonces paga las consecuencias de su
falta de prudencia...
y es que prudence se casó con un italiano zalamero cuando ya estaba
condenada a ser una solterona... lo que el italiano no le contó fue la
hijos que tenía de su primera esposa, y que también se hacía cargo de
abuela de la misma y de un tío que sabe casi de todo, menos de
trabajar...
y prudence, cuando la conocemos, ya es viuda pero se sigue haciendo
cargo de la familia (la insoportable abuela incluida) y lo único que le
pide a la vida es tener un jardín inglés... así que se pone a ahorrar
para cumplir su sueño, pero cada vez que tiene el dinero suficiente, a
sus parientes les surgen mil urgencias, y la pobre tiene que dar sus
ahorros y volver a empezar...
qué si consigue hacer realidad su sueño y ver por fin su jardín?... eso
no te lo cuento... sí te diré que por suerte, casi al final de este
relato (porque aunque sea un libro, no es una novela, ni siquiera una
novela corta) prudence conoce a una joven inglesa de viaje por italia,
que será la primera persona que de verdad se preocupe por ella en muchos
años...
una de esas historias que te indignan en determinados momentos, y que te
hacen odiar a ciertos personajes (sobretodo a la puñetera abuela de la
primera esposa del marido de la pobre prudence), y que consiguió lo
único que le pedía a la lectura aquel domingo por la mañana: que me
distrajese un poco...
corto y cierro...
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