recuerdos de papel (lecturas obligatorias y no tanto)

(me pides que siga con estos recuerdos de papel que no sé muy bien porqué empecé y que sinceramente no tengo muy claro como seguir hilando... pero a veces basta cualquier excusa para teclear a deshoras, y ésta me parece tan buena como cualquier otra...)


así que déjame que recuerde mis primeros años de universidad... yo era una niñata de apenas dieciocho años que decidió que quería ser artista y fue admitida en la facultad de bellas artes... y si bien es cierto que por aquella época no había lecturas obligatorias, pronto nos dimos cuenta de que había varios libros que se repetían en todas (o casi todas) las bibliografías que nos daban en las distintas asignaturas... el arnheim, el dondis, el gombrich, el argan... el de micheli y el stangos... el marchan fiz...


recuerdo con mucho cariño los dos libros de kandinski (mas de lo espiritual en el arte que el del punto y la línea) y aquellas cartas a theo que leímos en primero... recuerdo también un libro de relatos sobre la pintura y aquel primer tomo sobre el origen del cine...


pero aparte de las lecturas obligatorias, de esas que estaban incluidas en las distintas bibliografías que nos entregaban el primer día de las distintas asignaturas, recuerdo las lecturas colaterales (déjame que las llame así)


las lecturas colaterales fueron seguramente los pasos perdidos de breton y su nadja... mi primer libro de poemas de brecht... esto no es una pipa de foucault y su historia de la locura... o el tratado de la desesperación de kierkegaard o el crepúsculo de los ídolos de nietzsche... y bukowski, claro, que parecía una asignatura mas aunque no te daban créditos... y bataille... y el marqués de sade... claro...


también de aquella época fueron mis primeras lecturas de baudelaire, rimbaud y verlaine... y los primeros libros de la beauvoir, sartre y camus (también las cartas a sartre fueron una de esas lecturas colaterales)


lecturas que eran como algo implícito a la carrera... un libro te llevaba a otro y ese a otro mas...


ya dije que era de las que a veces en vez de ir a clase me iba de librerías... también confieso que era de las que se quedaban leyendo en la cafetería (y en la sala de lectura) e incluso en las escaleras del último piso (un buen sitio para leer) cuando el libro que llevaba en la bolsa junto con los carbocillos, difuminos, oleos, pinceles, cinceles y demás estaba tan interesante que no era capaz de cerrarlo...


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