tenía susana una disposición natural a la ensoñación, a convocar lo deseable y
lo hermoso y lo conveniente. lo mismo que al extender y ordenar alrededor suyo
en la cama su colección de anuncios de películas y programas de mano que su
madre le traía cada semana del cine mundial, y en los que susana a veces
recortaba las caras y las figuras para pegarlas y emparejarlas caprichosamente
en películas que no les correspondían sólo porque a ella le habría gustado o le
divertía ver juntos - había reunido a la hermosa scherezade y a quasimodo en
cumbres borrascosas, había dejado al tenebroso heatcliff al borde de una piscina
con esther williams en bañador, a sabú volando con su alfombra mágica sobre
bagdad en compañía de charlot y del ama de llaves de rebecca, y a tarzan colgado
en lo alto de una torre de notre dame junto con esmeralda la zingara y la mona
chita-, igualmente suscitaba en torno suyo expectativas risueñas o augurios de
tristeza mediante leves correctivos de la realidad, trastocando imágenes y
recuerdos.
es un fragmento del embrujo de shanghai, de juan marsé. susana es una niña tísica a la que el protagonista dibuja para una recogida de firmas que pretende hacer su vecino, que pasea por el barrio con vendas en la cabeza y se esconde en un armario... es la barcelona de la posguerra. el libro me ha gustado...
pero sobre todo este parrafo, porque en el libro te das cuenta que da igual si lo que te cuentan es verdad o mentira, la diferencia seguramente reside en si quieres creertelo o no...
mediante leves correctivos de la realidad podemos cambiarlo todo
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