cada vez que miro al techo, y creerme si os digo que lo hago a menudo, me acuerdo de saramago (ya sabeis esa famosa escritora que a la ministra (por favor no me hagais decir su nombre) le hizo tanta ilusión que ganara el nobel).
ahora en serio, cada vez que miro al techo me acuerdo de saramago, de todos los nombres, ese libro en el que el protagonista busca una lápida, ese. en ese libro el techo le habla, y yo, cuando estoy con mis dudas existenciales, o simplemente cuando estoy tan aburrida como para mirar el techo en vez de la tele, me pregunto porque no me hablará...
es curioso lo que queda de los libros que leímos, no recuerdo los nombres y la historia levemente, él trabaja en el registro y la busca, lo que no recuerdo es porque, y como algo tan simple como encontrar unos certificados se convierte en toda una gesta heroica con hilo de ariadna incluido para entrar en los archivos donde se guarda todo.
recuerdo que me gustó tanto como para seguir leyendo a saramago. pero de todos sus libros, de todo lo que he leído me sigue quedando eso, por qué no me habla mi techo?
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