una de amor trágico

Tristan e Isolda (o Iseo, depende de la traducción) es una de las historias de amor trágico, mas trágica que he leído.
Lo malo es que al ser una leyenda antigua, de origen oral, lo que ha llegado a nuestros tiempos no es una novela como tal, sino más bien retazos, capítulos sueltos que a veces incluso se contradicen. La edición que yo me leí, cuenta en el prólogo que se han basado en el cuento de Béroul y en el de Thomas.
Pero la historia en si está clara. Tristan va en busca de Isolda para casarla con el rey, por un cabello rubio que llega hasta el reino. Y mata a su padre, sino recuerdo mal, o a su hermano o a algún pariente, y se la lleva lejos de su tierra para casarla con un rey al que no conoce. Y la madre de Isolda le da a su criada dos pócimas, una es un filtro de amor, para que su hija y el rey lo beban en su noche de bodas y se enamoren y vivan felices y la otra es un veneno que si es necesario deberá beber su hija.
En alta mar, Isolda desesperada le pide a su criada el veneno para darse muerte y a la vez matar a Tristan, pero la criada, intentando evitar la muerte de su señora le da el filtro de amor, y ahí empieza la tragedia. Se enamoran locamente, y claro, en esa época eso no es bueno, y menos cuando el tercero en discordia no es ni mas ni menos que el rey, que los puede matar a los dos si se entera del lío que tienen.
Genial el capítulo en que Tristan se disfraza de mendigo y ayuda a Isolda a cruzar un río, para que cuando le pregunten si algún hombre ha estado entre sus piernas ella no mienta al decir que solo el mendigo que la ha ayudado a cruzar el rio. Y extraño sin duda cuando Tristan, en el exilio, casado con otra Isolda, se hace un palacio en una gruta donde guarda una estatua a tamaño natural de su amada a la que le hace carantoñas.
Claro que ellos en verdad no se aman, solo son víctimas de una broma del destino que los une contra su voluntad en un amor que los tortura sin tregua. O tal vez siempre se amaron y el filtro les dio la excusa perfecta para abandonarse a ese amor que no se permitían sentir. Yo personalmente prefiero la segunda opción. Vale que no soy una romántica, pero en los libros prefiero un poco de romanticismo frente a las casualidades del destino.
Aviso para navegantes: no tiene final feliz.

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