mirada en blanco y negro

Domingo en blanco y negro, y no lo digo por la resaca, que la llevo bien, gracias, sino porque el domingo es mi día de sofá, palomitas y pelis en blanco y negro. He vuelto a ver “El Sueño eterno” y que quieres que te diga yo no sé si son sus ojos, si es su voz o esa manera de decir “me estoy enamorando de ti” sin mirar a Lauren Bacall a la cara, pero el caso es que Bogart me tiene loca.
Es esa manera de hablar, de quitarle la pistola a todo el mundo, de recibir palizas o de besar… no lo sé, solo sé que Bogart me pone tonta. Me encanta esa manera de hablar, de mirar, de llevar el sombrero y de fumarse un cigarrillo. Que me encanta, vamos.
Dicen que “El sueño eterno” era la película que los dos estaban destinados a protagonizar y debo decir, con un leve picor en corazón que es así. Bogart es mas Marlowe que nunca, de hecho es mas Bogart que nunca. Es un caballero andante de los años cincuenta que salva a la doncella y al final la besa.
Que de que va? Pues Bogart es Marlowe, un detective privado que es contratado por el padre de Lauren Bacall porque su hija la pequeña, la hermana de Lauren, tiene problemas. Hay un asesinato, hay chantaje, apuestas y una quimica entre ellos que traspasa la pantalla. La conversación en el bar, sobre porque corren los caballos no tiene desperdicio en cuanto dobles sentidos. Ella le pide que deje el caso, pero Bogart, no le hace caso. Al final, ella le salva a él, él la salva a ella, consigue resolver el caso y el malo muere. Ah! Y se queda con la chica.
Bogart sonríe poco, y tiene una sonrisa triste, sarcástica y algo dolida, pero cuando ríen sus ojos es cuando mira a la jovencísima Lauren Bacall, con ese pelo y ese cutis perfecto y ese porte impecable de femme fatale. De mayor quiero ser como ella.
Que si no la has visto, la tienes que alquilar.

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