y es martes y te escribo desde el despacho, después de meter cinco albaranes seguidos y antes de volver a ir al banco (porque ya he ido hace un rato, pero se les había caído el sistema informático, y he preferido venirme que esperar allí a que se les restableciera el sistema, cosa que el reinicio no aseguraba, pero como necesitamos cambio, tendré que volver... a ver si tengo suerte, les funciona todo correctamente y no hay demasiada cola), para ver si así me relajo... porque esto de ser jefecilla en funciones otra vez, la verdad es que me estresa...
así que martes y hoy vengo a contarte que me leí los viejos amigos de rafael chirbes (al que no tenía el placer de conocer) ese libro que compré para regalarte, pero que como ya tenías me quedé (porque los libros siempre son bienvenidos en mi casa, y me molesta mucho ir a cambiar las cosas a los sitios, y además llevaba tiempo queriendo leer a chirbes, así que pensé que este era el momento perfecto... y lo fue...)
pienso que mientras que, aquí, los dedos del frío nos esperan a la salida del restaurante para pellizcarnos, siguen creciendo plantas y se abren las flores delante de mi adosado en denia a pesar de lo avanzado de la estación, mediados de noviembre; o que el aire fue tenue la pasada mañana y me envolvió con su respiración templada y húmeda mientras pedrito aparcaba el coche ante mi casa y cargábamos el maletín que yo había preparado con un par de camisas, ropa interior, la bolsa de aseo, lo necesario para la excursión de dos días
rafael chirbes (los viejos amigos)
y así empieza chirbes a contarnos esta historia (y algo parecido pensé yo la semana pasada al salir de la estación de atocha...), una historia coral, no solo por los personajes, sino por la coralidad de las voces que en los distintos capítulos nos van dando distintas versiones de una juventud que se ha ido, y de un presente que nada tiene que ver con lo que se suponía que iba a ser...
y aunque me costó entrar (el cambio sin avisos del interlocutor con cada capítulo, la verdad es que me descolocó un poco al principio), la verdad es que una vez dentro me encantó esta novela... así que gracias por tenerla y darme así la oportunidad de quedármela y leérmela, porque me ha encantado conocer a estos viejos amigos y al chirbes (del que ya me dirás que novela leer para seguir conociéndole...)
y antes de cortar y cerrar, un trocito que me hizo sonreír al leerlo...
y amanece, y ya está la luz rosada de la aurora tocándome con sus dedos
rafael chirbes (los viejos amigos)
porque hace ya muchos años que cada vez que alguien dice o escribe la palabra aurora, yo no puedo evitar añadir entre mí: de rosados dedos...
corto y cierro...
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