jueves y te escribo desde la caja... y como ya he abierto el correo y hasta que consiga que me instalen aquí el nuevo programa de conta no puedo hacer nada, pues abro este editor una mañana más, y me rebusco las palabras a ver que te puedo contar...
así que tiro del hilo de mis lecturas, hoy para contarte que terminé de leerme la escuela de wallace stevens y conocí a los últimos tres poetas que guardaba: henry cole, william wadsworth y li-young lee...
así que te voy a copiar un poema de cada uno...
el primero de henry cole...
podando los geranios, me veo
como soy, semidesnudo en el calor,
tratando de sostener un pequeño universo
de oscurecidos tonos, marchitos de lluvia y sol,
cabizbajos y temblorosos al sentir las tijeras
mientras separo las flores marchitas de entre las vivas,
como el hombre solitario llena su vacío con palabras,
no por consuelo ni para señalar lo que es bueno,
sino para decir algo verdadero y corpóreo
que sea prueba de su existencia.
henry cole
el segundo de william wadsworth...
dos veces el río (estudio de pintor)
entramados de luz al exterior de una célula
cruzando el tiber arden en el interior del cráneo de la ciudad:
al escanear los alrededores
él examinó las oscuras superficies de los acerados edificios,
donde el trabajo inconcluso
de la historia aguarda, ambivalente, el final.
lamentan las sirenas en las calles
los muros de la ciudad eterna y el color refulge como nervio desgarrado:
estos amantes unidos,
tejen hebras de luz sus cuerpos confluyen
al fin,
sobre la espalda del río, cada brizna de aliento
trenzada por dedos senda arriba
moviéndose sin cesar donde las piernas se entrelazan.
atisbando desde sus brazos,
entre riberas deterioradas ella toma un ramillete de pinceles,
divide la noche con retoños
con estorninos su mano libera,
y el cielo se expande
amenazando el aire sobre el oscuro hudson.
william wadsworth
y el tercero de li-youn lee...
grados de azul
en ese lugar de la historia
donde un golpe en el cráneo despierta al soñador
y abre sus ojos para hallar que han huido los remeros,
y la barca atada a un muelle vacío,
el niño distrae sus ojos de la lectura,
y mira hacia la ventana, para encontrar
que las montañas han dado la espalda
y se encaminan hacia la noche.
durante cuánto tiempo se detiene a mirarlas?
la parte suya que las sigue,
reclama años de su creciente tristeza?
cuando regresa a la historia,
la página está oscurecida,
y las hojas a través de la ventana han viajado
junto a su callada lectura
desde que él lo recuerda.
dónde está este padre?
cuándo llegará la madre a casa?
cómo poder explicar
a la luna tomada como rehén, del mar
que se alza para llenar los espejos?
cómo explicar a las ramas
que empiezan a crecer desde sus costillas y su garganta
los gritos y gorjeos que nacen ya en su boca?
y ahora, el dolor antiguo entre sus caderas,
maduro su cuerpo para escuchar
el planeta
finalmente se conoce.
li-young lee
así que sí... ha sido un auténtico placer leer esta antología poética...
y ahora corto y cierro... mañana si puedo, vuelvo...
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