sobre la hora de la estrella...

y es miércoles y te escribo desde el despacho... y llevo una mañana tan loca que he pensado que me vendría bien parar y teclear un rato...

así pues tecleo y hoy te cuento que me leí hace unos días la hora de la estrellade clarice lispector...

y aunque cuando terminé de leerme la pasión según g.h. a dios puse por testigo de que jamás volvería a leer a la lispector (que ya sabes que mi ateismo jamás me ha impedido tener arranques a lo escarlata...), el caso es que en mi último pedido a esa librería que está en la esquina de parís con valencia por la que paso a veces de camino a la residencia, incluí este libro del que te hablo hoy; y como precisamente el día que pasé a recogerlo, al salir de la residencia estaba tan cansada que no me apetecía volver andando a casa y las combinaciones de autobuses que antes usaba, desde que han empezado las obras en el centro, no me llevan a casa; decidí coger el ochenta en la plaza del temple, que aunque da mucha vuelta, me deja en la puerta... pero claro, ir en autobus, con libros en el bolso y no empezar ninguno, es algo superior a mis fuerzas... así que aunque tenía a medias el de zola, me empecé éste, que retomé en cuanto terminé de leerme los cuentos a ninón de los que te hablé antes de ayer...




todo en el mundo comenzó con un sí. una molécula dijo sí a otra molécula y nació la vida. pero antes de la prehistoria existía la prehistoria de la prehistoria y existía el nunca y existía el sí. siempre lo hubo. no sé qué, pero sé que el universo jamás tuvo comienzo.

que nadie se engañe, solo consigo la simplicidad con mucho esfuerzo.

mientras tenga preguntas y no tenga respuesta continuaré escribiendo.

clarice lispector (la hora de la estrella)



y así empieza esta novela en la que clarice lispector en la voz de un narrador que no llega a darnos su nombre, nos cuenta la historia de macabea, la norestina, una historia que quizás sería triste si la propia macabea fuera consciente de como es su vida en realidad... o tal vez lo triste es eso... que macabea ni siquiera sabe la vida que lleva y lo triste que es... 

aunque macabea a veces lo intuye, como cuando escucha una furtiva lacrimaen la radio (que había sido la única cosa bellísima de su vida...) y llora, pero no por la vida que le había tocado: como no había conocido otras formas de vivir, aceptaba que para ella era «así»... sino porque, a través de la música, adivinaba que quizá había otros modos de sentir, que había existencias más delicadas y hasta con cierto lujo en el alma...

macabea que lo que más querría en la vida es ser artista de cine, ella que sólo va al cine el día que el jefe le paga, y que va a los cines de barrio porque son más baratos... y que dice que marilyn era toda de color de rosa... 

macabea, que se echa novio, aunque no entendamos muy bien como, pero que... mejor no te lo cuento, por si quieres leerlo...

sí te diré que casi al final aparece un personaje que me encantó: madama carlota, y que después de darle muchas vueltas aún no sé si es que es una mala adivina, o una buena persona...

así que sí, me he reconciliado con la lispector, y puede que vuelva a leerla en breve...

corto y cierro... ahora desde la caja... porque aquí una sabe donde empieza a hacer las cosas, pero nunca donde las acaba...


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