18 de marzo...

y después del libro de la nothomb, me leí el "celoso estremeño", otra de las novelas ejemplares de cervantes... libro que nos enseña que por mucho que uno intente que no le engañen, siempre hay alguien dispuesto a buscar la manera de engañarlo... aunque solo sea por joder por aburrimiento...

y después del "celoso estremeño" me leí "la luz del atardecer" uno de los libros que más me ha gustado en lo que va de año... claro que es de edna o'brien, y ya sabes lo buenos que son todos (toditos, todos) los libros de esta mujer...

y en "la luz del atardecer" la o'brien nos cuenta la historia de una mujer, su presente y su pasado, mientras espera en la cama de un hospital que la hija de la que poco a poco se ha ido distanciando, vaya a visitarla... y también la historia de la hija, que sabe que tiene que ir a ver a su madre, pero que tiene sus motivos para mantenerse alejada...

una preciosidad, en la que aparecen retazos ya leídos (en la trilogía de las chicas de campo, en sus memorias y en algunos de sus relatos), que cobran nuevos sentidos, o que son contados desde un punto de vista distinto... una preciosidad... aunque no creo que haga falta que lo diga...

y mientras tanto, en la cola del banco, me fui leyendo uno de esos libros de la random, de poesía portátil: "un sueño selló mi espíritu", que contiene varios autores del romanticismo inglés como wordsworth (el hermano de dorothy), coleridge (amigo de wordsworth y dicen las malas lenguas que enamorado de dorothy, aunque no haya pruebas de ello en los diarios), shelley (el marido de mary), keats (que no yeats) y byron (claro...), y que me encantó... aunque ya había tenido el placer de leerlos a todos, fue un placer releerlos, porque la selección es una maravilla...

y para muestra, un botón...


     Aunque el resplandor que una vez fue tan luminoso
     sea ahora retirado para siempre de mi vista,
     aunque nada pueda devolver la hora
     del esplendor en la hierba, de la gloria entre las flores,
     no lloraremos, sino que encontraremos 
     fuerza en lo que queda atrás

                                                            William Wordsworth


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