jueves y te escribo desde el despacho... y sigo de jefecilla y estoy muy
cansada, y ayer me empezó una migraña y aquí sigue, conmigo... y tengo
el correo abierto, impreso y entregado, y la caja de ayer y de antes de
ayer por hacer, por motivos totalmente ajenos a mi voluntad... y además
tengo mucho sueño y muy pocas ganas de hacer nada...
así que abro el editor y hoy te contaré que me acabé de leer los diarios
de virginia woolf (esos que me he ido leyendo en las distintas
ediciones que he ido encontrando)
y como no sé que podría decirte que no te haya dicho ya de esta mujer
increible, te voy a copiar trocitos de estos diarios... como por ejemplo
una anotación del viernes, 2 de enero 1931 en la que la woolf habla de
sus propósitos de año nuevo, y dice: "he
aquí mis resoluciones para los próximos tres meses, la siguiente etapa
del año. primera, no tener ninguna; no estar atada. segunda, ser
comprensiva y tolerante conmigo misma, no forzarme a ir a fiestas;
quedarme leyendo en la intimidad de mi estudio. hacer de las olas un buen libro",
y no sé si consiguió no tener resoluciones, ser comprensiva consigo
misma y no forzarse a ir a fiestas, lo que sí sé es que hizo de las olas
un buen libro (un grandísimo libro).
y te confesaré que he sonreído muchas veces leyendo estos diez últimos
años de los diarios, como con una anotación del viernes 5 de agosto de
1932 en la que virginia se pregunta "pero qué se puede hacer?" y ella misma se contesta que "uno tiene que seguir sus inclinaciones -y las mías, muy a menudo, consisten en ser lunática e irritable y anhelar la soledad".
sonrisas cómplices y sonrisas tristes en ocasiones... y es que se
establece una sensación extraña cuando se leen unos diarios como los de
la woolf...
y hay un momento (el 31 de diciembre de 1932) en que virginia dice que "si
uno no se relaja y le dice al instante, a este mismo instante: quédate,
eres tan hermoso!, entonces, de qué habrá servido todo, a la hora de la
muerte? no: quédate, instante. es algo que deberíamos decir más a
menudo". y estoy totalmente de acuerdo con ella...
y quizás lo mejor de estos diarios es asistir a la gestación de las
obras que tanto me han marcado como lectora... y conocer los subidones y
los bajones que alguien como virginia woolf experimentaba al
escribirlas... y hay una cita del sábado 17 de noviembre de 1934 sobre
los años que te tengo que copiar... y es que escribe la woolf en su
diario: "nota: desesperación ante lo malo que es el libro [los pargiter, que finalmente se titulará los años];
incomprensible cómo puedo haber escrito algo semejante -y con tanta
exaltación; esto ayer; hoy me vuelve a parecer bueno. nota para advertir
a otras virginias con otros libros de que así va la cosa: arriba abajo,
arriba abajo... y, la verdad, dios la sabe".
y la verdad es que los años es una novela tan increible y tan
maravillosa, que aunque la entiendes, no entiendes que pudiera tener
dudas...
y estalla la segunda guerra mundial y virginia nos la va contando...
y entonces se acaban los diarios, como se suelen acabar los diarios: así
sin más, sin avisar... con una anotación (creo que en este caso
virginia nos cuenta que leonard está en el jardín), que aunque no te
cuenta lo que pasó, te hace sentir la pérdida...
así que allí estaba yo, se me acababa de morir virginia woolf, y yo
seguía con este último tomo de los diarios en el sofá conmigo sin saber
que hacer, porque aunque te parecerá absurdo, la pena me había atado un
nudo en la garganta y no me sentía capaz de cenar, ni de coger otro
libro del armario del pasillo... además, no sé como explicarlo,
necesitaba algún tipo de conclusión...
y entonces vi desde el sofá un libro que mis hermanas me regalaron por
mi cumpleaños (y que para vergüenza mía no me he leído todavía)
titulado: posdata. curiosa historia de la correspondencia de
un tal simon garfield, y me acordé de que mi hermana la mediana (la
encargada de comprarlo en esa librería que tiene nombre de escribiente)
me dijo cuando me lo regaló que había un capítulo sobre virginia y
leonard woolf... así que busqué el capítulo, y encontré justo lo que
buscaba... ya sabes, esa carta que empieza con un "querido: siento con absoluta seguridad que voy a enloquecer de nuevo" y que termina diciendo que "si
alguien hubiera podido salvarme ese alguien hubieras sido tú. ya no
queda en mí nada que no sea la certidumbre de tu bondad. no puedo seguir
arruinando tu vida durante más tiempo. no creo que dos personas puedan
ser más felices de lo que lo hemos sido tú y yo."
y las piedras en los bolsillos y el río ouse un veintiocho de marzo... y
lloré, porque ya sabes que cuando lees pasan esas cosas, que alguien se
te puede morir una noche, casi setenta y cinco años después de su
muerte...
y ahora no sé si releerme las olas, los años o entre actos... o si volver una vez más a la señora dalloway, o al cuarto propio...
o si releerme sus novelas en el orden en que fueron escritas... o si
comprarme un libro de ensayos suyos que he encontrado muy barato de
segunda mano... no sé... lo que sí sé es que seguiré releyendo a
virginia woolf (eso es quizás poco, pero es seguro)... ahora falta ir
decidiendo en que orden...
corto y cierro...
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