y aunque juraría que tengo un poco de fiebre, aquí estoy trabajando... eso sí, con la bufanda puesta dentro del despacho, porque estoy un poco destemplada... fíjate si estoy destemplada que me pondría también los mitones, pero no lo hago por no preocupar a nadie... porque digo yo que verme aquí con mitones tecleando, haría saltar todas las alarmas de la jefa y me mandaría a casa... y tengo tantas cosas que hacer, que prefiero aguantar como buenamente pueda, y aprovechar el fin de semana para descansar...
viernes y yo hoy venía a contarte uno de mis últimos descubrimientos: la antología de la torremozas, tierra de secreta transparencia de serafina núñez, poetisa cubana que nació hace cien años...
y el caso es que tenía esta antología por casa hace tiempo, y el otro día, buscando algo qué leer por la casa, la encontré y decidí leerla... y me encantó esta mujer y su manera de hacer poesía...
y como ya sabes que soy de la opinión de que lo mejor es dejar de muestra un botón, te dejo una pequeña elegía a sus arrugas que escribió esta mujer... quizás porque me están saliendo mis primeras arrugas, y la verdad es que lo estoy llevando mejor de lo que pensaba... quizás, porque como me pasó con el libro de la beauvoir, ese guiño a proust me encantó...
pequeña elegía a mis arrugas
yo miro mis arrugas y sonrío,
ellas son mi evidencia,
el testimonio,
el papiro más fiel testificando
suavemente,
como a huésped largamente esperado.
huéspedes del vivir son ellas
con todo secreto y parsimonia,
me regresan -magdalenas fantásticas-
infancia, juventud, el paisaje del sueño,
la música de la palabra amor, poesía, muerte,
mis amados ausentes girando en la noche;
alguna vez establecen porfía
con mi piel y mis ojos, con mis viejos cansancios,
hasta imponer su secreto (nostalgia en sangre y alma).
yo miro mis arrugas y sonrío,
ellas son la evidencia, el testimonio,
el papiro más fiel testificando: he vivido.
serafina núñez
y ahora corto y cierro...
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