sobre la maldición de eva según margaret atwood...

dice margaret atwood en uno de los ensayos que componen el libro editado por la lumen "la maldición de eva" que "si escribir novelas, leerlas, tiene algún valor de redención social, tal vez es porque obliga a imaginar cómo es ser otra persona. algo que cada vez más, todos necesitamos saber."


y debo decirte que creo que es verdad...





yo no sé tú, aunque intuyo que como yo, lees sin buscar ningún tipo de redención social... leer por el simple placer que da... por costumbre... por pura voluptuosidad (porque no me negarás que a veces existe cierta voluptuosidad en eso de tumbarse en el sofá o en la cama y abrir un libro sabiendo que disponemos de tiempo para abandonarnos entre sus páginas y olvidar esas rutinas que no siempre son amables, con una rutina, la de leer, que nunca es la misma, que siempre cambia...)


pero aún admitiendo el simple placer sin más coartadas, como motivo para leer (mezclado siempre con la costumbre, y puede que con un secreto afán de aprender a escribir a fuerza de leer lo que escribieron otros, ya que dice la propia atwood en otro de los ensayos de este libro que "se aprende a escribir leyendo y escribiendo, escribiendo y leyendo. como en un oficio que se adquiere por el sistema del aprendizaje, pero escogiendo a tus propios maestros. que a veces están vivos, y a veces están muertos."), la verdad es que quizás inconscientemente necesitamos causas y efectos, necesitamos motivos que podamos poner en palabras para casi todos los actos que realizamos a lo largo del día, y me gusta la coartada que la atwood nos da... me gusta eso de que tal vez la literatura nos obliga a imaginar cómo es ser otra persona, porque creo que es cierto que en el mundo en el que vivimos eso es algo que cada vez más, todos necesitamos saber... porque creo que nos iría mejor a todos (y no sólo a algunos) ponernos de vez en cuando en la piel de los demás, e intentar entenderlos...


nada digo de escribir, quizás porque estoy en un momento de dulce bloqueo, en el que no escribo pero en el que no me preocupa en exceso no hacerlo... un momento en el que hay historias que van y vienen, que dan vueltas, que se insinúan y desaparecen... historias que quizás me exigen mas que las anteriores... historias que piden triples saltos mortales y un director de escena que sea capaz de contemporizar varios espectáculos en distintas pistas a la vez... y soy plenamente consciente de que en este momento no estoy preparada para triples saltos mortales, y que de intentarlo, no caería de pie... pero (y con esto ya acabo) dice también la atwood que "durante el proceso de elaboración de un texto se produce cierto porcentaje de fracasos. la papelera se ha inventado para algo. piensen en ella como en el altar de la musa del olvido a quien ofrecen sus chapuceros primeros esbozos, símbolo de sus imperfecciones humanas. ella es la décima musa, aquella sin la cual ninguna de las otras podría actuar. el don que ella les ofrece es la libertad de la segunda oportunidad. o de tantas oportunidades como necesiten."


así que un día de estos intentaré rendirle en culto que se merece a esa décima musa del olvido, ofreciéndole mis chapuceros primeros esbozos de algunas de esas historias que piden ser contadas, aunque lo hagan a las tantas de la madrugada y en voz muy baja...








pd. es martes y te escribo desde el despacho... ayer los hados se aliaron para que el día fuera tan indecorosamente caótico y descentrado, con subidas y bajadas, miedos y celebraciones varias, que no encontré el momento ni las ganas de poner mis pensamientos en palabras... pero hoy las cosas parece que han vuelto a la normalidad... aunque mis tecleos no han cogido del todo el ritmo ni el tono... (esto es todo lo que tengo para traer hoy...) porque hay libros que no se pueden contar... y este de la atwood es de esos...




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