sobre porque elizabeth smart se sentó en grand central station y lloró...

miércoles (que no sé si es bueno o malo) y te escribo desde el despacho...


miércoles de lío, y de sueño y de migraña... y se me amontona la faena, y me siento dispersa y descentrada... y tengo que hacer la lista del cambio que hay que traer del banco, y sincronizar relojes con nonó, y encima niní me acaba de avisar por wasap de que viene a comer a casa... yo que ya tenía solucionada la comida voy a tener que replantearme el menú... porque donde comen dos, no comen tres por mucho que digan por ahí que sí... así que los muchos dramas que llevo en lo que va de mañana, añádele que no sé que vamos a comer hoy mis hermanas y yo...





miércoles y yo hoy venía a hablarte de "en grand central station me senté y lloré" de elizabeth smart... un "libro de una bella intensidad, extrema y rara" que dice el vila-matas en la contraportada...


y es cierto... es un libro extremo, intenso, raro y bello... es una historia contada (aunque no creo que esa sea la palabra) con un lirismo tan desbordado que mas que contarte la historia consigue la intuyas, que la sientas, que te duela...








estoy en una esquina en monterrey, de pie, esperando que llegue el autocar, con todos los músculos de mi voluntad reteniendo el terror de afrontar lo que más deseo en el mundo. la aprensión y la tarde de verano me resecan los labios, que humedezco cada diez minutos, a lo largo de las cinco horas de espera.
elizabeth smart (en grand central station me senté y lloré)








y así empieza a contarnos elizabeth smart esta historia, que es su historia, o quizás mas que su historia sus sentimientos puestos en palabras...


y es que dicen que elizabeth smart entró en una librería, compró un libro de un poeta y supo que le amaba... y es a ese poeta al que espera en una esquina de monterrey, de pie... años después de haberse enamorado de él por sus letras... ("él, que cuando era sólo una palabra bastaba para causarme noches enteras de escalofríos e insomnio")


pero él estaba casado... y aunque se enamoró de ella, la verdad es que nunca dejó de estarlo... y esa es la historia que nos cuenta elizabeth smart... una historia que no sé como calificar... pero que sin duda es uno de esos libros que marcan...


y es que como la propia elizabeth smart dice hay cosas inevitables: "está escrito. nada puede escapar. ni flotando con algas en el pelo, ni golpeada por las olas contra las inaccesibles rocas, podría deshacer el acontecimiento para el cual no hubo nunca alternativa alguna."






una preciosidad... bello, intenso, extremo y raro, que diría vila-matas...





y ahora corto y cierro... que tendré que seguir poniendo orden en este caos que desde ayer se ha adueñado de mi mesa...




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