sobre lecturas prevacacionales (o la música de cañerías según bukowski)

martes y aquí sigo... en el despacho...


martes y admito que hoy ha sido menos traumático despertar con el despertador, y bajar a trabajar (al parecer no necesito tantos días como dicen en la tele para superar mi síndrome postvacacional...), porque ya estoy casi acostumbrada a esto de volver a madrugar (y porque el lunes al final no fue tan lunes como pensaba, y hasta el primer día laboral acabó teniendo magia...)


martes y tranquila... con esa tranquilidad que da tener todo lo que había que hacer el primer día, hecho... con la tranquilidad que da ese saber lo que hay que hacer hoy, y planteárselo con calma... porque si con todo lo que había que hacer ayer, conseguí sobrevivir, pese a mi dolor de espalda, lo de hoy es un paseo en comparación (y de la espalda voy un poco mejor), así que me organizo mentalmente, y saco un rato para buscarme las palabras y contarte algo...





así que hoy te contaré que antes de irme de vacaciones estuve releyendo unos relatos de bukowski... y es que los últimos días prevacacionales, andaba yo mas que dispersa, y los libros no se me encadenaban como lo hacen normalmente... así que después de releer a la ajmátova, vete tú a saber porque, me apetecía un bukowski...


lástima que no me queden por casa bukowskis sin leer... así que después de dar un par de vueltas completas por la casa, revisando sus prosas, me decidí por su música de cañerías, anticipando así, quizás, lo que iban a ser las lecturas vacacionales, porque este libro de relatos de mi siempre admirado y reverenciado bukowski, fue el que abrió el que ha sido, sin ninguna duda, un verano de relatos (y de un poco de poesía... claro).


volviendo a bukowski, te diré que me encantó volver a leer sus relatos, esos relatos que sólo él supo escribir, de borracheras, bares, peleas, chicas de virtud dudosa, y recitales; pero también relatos de vulnerabilidad, de ternura escondida y que a veces escuece; de dolor y quizás de miedo, y hasta me atrevería a decir que de dudas existenciales (de andar por casa, para qué nos vamos a engañar)... relatos que sin querer me devuelven mis veinte años... relatos que leí en la cafetería de la facultad, cuando como no "estaba inspirada" (condición sin la cual era imposible pintar, o dibujar, o intentar esculpir algo) me quedaba en alguna de las mesas del fondo de la cafetería (o en las escaleras del séptimo piso, cuando en la cafetería había demasiada gente conocida) leyendo a ese bukowski que acaba de descubrir y que me tenía, ya entonces, completamente enamorada...


música de cañerías... que ha sido como recuperar a destiempo unos años en los que últimamente ya no pienso... quizás porque la vida se ha llevado parte de los sueños que tenía en aquellos tiempos... quizás porque a veces se me olvida que yo quería ser artista... no sé... el caso es que esa música de cañerías de bukowski, me ha traído acordes de los tarareos de aquella yo, que sin saberlo, se creía mas especial de lo que era en realidad...





una maravilla (aunque imagino que no hará falta que te lo diga)





y ahora corto y cierro... que aunque el correo ya está abierto, y los problemas en el backoffice me siguen impidiendo hacer algunos cambios, digo yo que algo tendré que ir haciendo...





pd. dice en un momento dado bukowski (concretamente en el relato titulado "como conseguir que te publiquen") que: "el genio quizá sea la capacidad de decir una cosa profunda de una forma sencilla."


no pude evitar sonreir y copiar la cita... en parte porque de ser así, él era un genio... en parte porque esta cita me recordó a kitti, que, si no recuerdo mal, me la copió hace tiempo...


también dice bukowski en el relato "puteo lírico" que: "el puteo ya se había acabado. y yo aún tenía una mujer, una mujer que me interesaba. un milagro así no era para tomarse a broma."


(creo que no hará falta que te explique porque no pude evitar sonreir al leer esta frase...)





y ahora sí... corto y cierro...




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