sobre una postal de mil novecientos treinta y nueve...

miércoles y te escribo desde el despacho...


miércoles y sigo sobreviviendo como buenamente puedo a estos días de verano sin verano, a estos días de responsabilidades y sinsabores amargos... y seguramente es mas una sensación que una realidad, pero te diré que parece que esta semana hay más problemas que en las semanas normales... que en estos dos días y pico llevo hechas tantas gestiones, que, como te decía, tengo la sensación de que esta semana está siendo demasiado complicada...


y ya tengo la caja hecha y el mail impreso y entregado a quien corresponda... las facturas de lo que llevamos del mes de julio con sus correspondientes albaranes, porque como estamos a diez, creo que es buen momento para empezar a sentarlas... y desde aquí veo dos albaranes de entrega que tendría que meter... y el segundo café encima de mi mesa, porque el primero, de momento, parece que no me ha hecho efecto... y tengo sueño...





miércoles y la verdad es que yo hoy venía a contarte (pura inercia sin sentido, pero inevitable a estas alturas de la partida) que la semana pasada estuve leyendo una postal de 1939, de marcella olschki... una de esas novelas inesperadas, que compras sin motivo (a no ser que sirva como motivo este buscar voces femeninas para un pequeño palacio imaginario...) y que tienen mas calado del que te imaginabas...


una postal de 1939, o los recuerdos del tercero de liceo de 1939 (título original, que como ves, nada tiene que ver con la traducción al castellano) de la autora... que mediante una anecdota, nos hará comprender el clima fascista de la italia inmediatamente anterior a la segunda guerra mundial... una anécdota, una broma, una simple postal, que tiene consecuencias tan graves que nos hace entender lo absurdos que podemos ser los seres humanos cuando legislamos...


mil novecientos treinta y nueve, justo antes de que la guerra mundial estallase, es el año en el que la autora termina el liceo... un liceo en el que un profesor camisa negra se dedica a martizar a sus alumnos... y acabado el liceo llega el verano... y en verano esa postal aparentemente inocente que desencadena una tempestad de medidas absurdas...


medidas absurdas... y la desmesura que existe en ocasiones entre los actos y las consecuencias... y quizás también entre el pecado y el castigo... entre la falta y la pena...


una postal que una alumna le envía a un profesor, y que termina en juicio, por la deformación de una ley absurda del fascismo, que da quizás demasiado poder a sus mezquinos funcionarios...


una postal... pero antes, marcella olschki (no te imaginas lo que me ha costado aprender a escribir su nombre), nos hablará de ese tercer año de liceo... nos contará anecdotas de las clases... nos hablará de sus compañeros... de primeros amores y de primeros dolores... una adolescencia al uso, hasta que una simple broma, rompe por la mitad el libro y la vida de la autora...


después vendrá la guerra, que como ella misma insinúa entre sus letras, hará que su gran drama, tome sus verdaderas proporciones y se vuelva pequeño en comparación con el horror que vendrá... pero eso no nos lo contará... al menos no en esta novela... que como te decía ha sido una sorpresa... porque no esperaba semejante joya en tan poquitas páginas...






había llegado mi turno. estaba presente ante mí misma, lúcida; de repente, todo resultaba claro y comprensible. me volví en busca de mamá y, una vez más, sus ojos me infundieron valor; los sentí adentrarse en mi corazón con toda su maternal dulzura.

marcella olschki (una postal de 1939)





que me ha encantado... y como su otra novela (oh, america) no está traducida al castellano (y si lo está, yo no la he sabido encontrar), la he pedido a una librería de firenze en versión original sin subtitular...





y ahora corto y cierro...

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