sobre sábados y un minuto...

y es sábado, y aquí me tienes... en el despacho...


mañana tranquila... de sábado... no hay material que meter y he aprovechado el rato que me ha tocado caja, para sentar cobros y cambiar la fecha de un par de remesas y conformarlas... ni mails por responder tengo... y el teléfono está tranquilo, aunque por experiencia sé que los sábados, hasta eso de las doce no se acaban de despertar los clientes, y que es a partir de esa hora cuando empiezan de verdad las llamadas y las prisas... alguno hasta se indigna de que cerremos a la una y media, lo que entienden, es que llevamos aquí desde las nueve de la mañana, y que a la una y media, sinceramente, lo que queremos es irnos ya para casa...





en fin... que yo hoy venía a colgarte un poema de elisabeth mulder... un poema del segundo tomo (el que va del mil novecientos uno al mil novecientos treinta y nueve) de esa antología general de poetisas españolas editada por la editorial torremozas... y es que tal día como hoy (del año mil novecientos cuatro) nació elisabeth mulder, así que me parece un buen día para colgar una de sus poesías... y escojo esta de entre las que tengo en los borradores, porque la verdad es que me encanta... y porque puede que hoy me sienta un poco así...






déjame así un minuto:

muy serena y muy quieta,

y muy sola,

reposando de esta

mi exaltación morbosa,

sin tensión en los nervios

y el alma sin zozobras.

dame este breve instante,

¡oh vida arrolladora!,

este fugaz momento

de calma luminosa.

déjame así un minuto,

muy serena y muy quieta,

y muy sola.

elisabeth mulder





y ahora corto y cierro... que parece que el teléfono se acaba de despertar y no para de sonar...


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