sobre onces de febrero...

lunes y te escribo desde el despacho... y aunque anoche hubo peli, hoy me vas a permitir que te hable de otra cosa...





y es que tal día como hoy, un once de febrero de hace cincuenta años, se suicidó sylvia plath... y por eso yo hoy creo que no puedo contarte la peli que vi anoche... por eso yo hoy creo que debería contarte lo que las letras de la plath han significado para mí durante estos últimos años...





aunque no es fácil explicarte lo que las letras de la plath han significado... quizás he de darle gracias por decirme aquello de que no es noche esta para ahogarse (pese a la luna llena, y a las acuosas nieblas que bajan como tupidas redes bajo la luz suave a ese reacio río bajo...) y admito que ese verso, me ha salvado de ahogarme muchas noches...


gracias a ella sé también que cierro los ojos y el mundo muere; que levanto los párpados y nace todo nuevamente... sé que las estrellas pueden valsear en azul y rojo; y que al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente... (creo que te inventé en mi mente)


igual que sé que soy un acertijo en nueve sílabas (ya sabes: un elefante, una casa grande...) y que en el tren que voy no hace paradas...


como sé que nunca podré reunirte íntegramente (juntar, pegar, articular como corresponde); y que mis horas se desposan con la sombra... y que se necesita más que un rayo para crear tanta ruina...


que fueron sus poemas los que me hicieron preguntarme por cuánto tiempo puedo ser un muro que protege del viento?... por cuánto tiempo puedo atemperar el sol con la sombra de mi mano, e interceptar los destellos azules de una luna gélida?... fueron sus poemas los que me hicieron darme cuenta de que las voces de la soledad, las voces de la amargura rozan mi espalda ineludiblemente... y me pregunto cómo podrá sosegarlas esta humilde nana?... por cuánto tiempo puedo ser una muralla que rodea mis verdes posesiones?... por cuánto tiempo pueden mis manos ser la venda de su herida, y mis palabras deslumbrantes aves en el cielo, que consuelan, que consuelan?... y que es terrible ser tan sincera: es como si mi corazón adoptase un rostro y se echase a andar por el mundo...


fue ella quien me hizo darme cuenta de que la cosa mas hermosa del mundo debía de ser la sombra... que hay sombra en los cajones de los escritorios y en los armarios y en las maletas, y sombras bajo las casas y los arboles y las piedras, y sombra tras los ojos y las sonrisas de la gente, y sombra, kilómetros y kilómetros de sombra, en el lado de la tierra en que es de noche...


que a veces las palabras son hachas cuyo golpe en la madera resuena... que a veces mis poemas no viven: el diagnóstico es triste (nacieron muertos)...que a veces puedo cruzar el agua... que a veces mis huesos contienen una quietud, y que los lejanos campos derriten mi corazón...


que los espejos son de plata y exactos... que en mí se ha ahogado a una muchacha, y desde mí una mujer mayor se eleva hacia ella día tras día, como un pez terrible...


que la sonrisa de las neveras me aniquila... y que hay una pared blanca sobre la que el cielo se crea a sí mismo -infinita, verde, intocablemente intocable (donde se bañan los angeles y las estrellas indiferentes) y que el sol se disuelve contra esa pared, desangrándose de sus luces... que no hay arboles ni pájaros en este mundo, solo hay amargura en él... y que los fríos espacios en blanco se nos acercan: vienen con mucha prisa...







y rebusco entre los borradores para acabar copiandote aquí su límite... aquel último poema de sylvia plath que me sigue impresionando...






límite



la mujer se ha perfeccionado

su cuerpo



muerto luce la sonrisa del acabamiento,

la ilusión de un anhelo griego



fluye por las volutas de su toga,

sus pies



descalzos parecen decir:

hasta aquí hemos llegado, se acabó.



cada niño muerto, enroscado en sí,

una serpiente blanca, uno a cada lado de



su jarrita de leche, ya vacía.

ella los ha plegado



de nuevo hacia su cuerpo, como se cierran

los pétalos de una rosa cuando el jardín



se fortalece y los perfumes sangran

de las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.



la luna no tiene por qué entristecerse.

está acostumbrada a ver este tipo de cosas,



oculta bajo su capuchón de hueso,

arrastrando sus vestiduras crepitantes y negras.

sylvia plath





y ahora corto y cierro... sabiendo que volveré a releerla una vez mas... que seguiré comprando antologías y poemarios a pesar de tener hace años sus poemas completos por casa... porque las letras de sylvia tienen algo que no sé explicar...

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