sobre la hora es y lo poco que he hecho y un poema de t.s. eliot...

miércoles y en el despacho... y mira la hora que es, y yo no he hecho nada útil... nada de nada de nada... en serio... bueno, he abierto el correo electrónico... al menos eso... pero nada mas...


pero en mi defensa diré que he pasado mala noche... y que el jefe me ha invitado a desayunar... y que no estoy en lo que estoy... tengo la cabeza en otras cosas... en buscar soluciones para males inminentes, que cada vez son mas inminentes y para los que no tengo solución...





y no sé porque no celebro el hecho de que se vayan a discutir las propuestas de stop desahucios, quizás porque el gobierno ya ha demostrado que su mayoría absoluta puede vetar incluso las discusiones... así que mi parte desesperanzada, esa que cada día odia mas vivir en un país de derechas, me dice que el gobierno nos da una especie de premio de consolación... deja discutir algo que ya vetó que fuese discutido, como si no intuyesemos ya el resultado... pero mi parte mas esperanzada, esa que a veces hasta busca soluciones, creyendo que podrá encontrarlas, me dice que algo es algo... que puede que las cosas cambien... que por algo hay que empezar, y que este es un buen comienzo...





no sé si lo habrás notado, pero hoy no tengo un buen día... estoy dispersa... estoy triste y me siento sin fuerzas...


así que tiro mano de la poesía, una vez mas... y te dejo aquí un poema de prufrock y otras observaciones, el primer poemario de t. s. eliot, que leí hace unos días en edición bilingüe, editado por la pre-textos... porque eliot es una de mis recurrencias desde hace demasiados años para contarlos... porque tiene un algo que me consuela... así que te dejo aquí el último poema del libro... poema que me trajo ecos de esa tierra baldía que no sé cuantas veces llevo leída... poema que me recordó a aquella hyacinth girl que un día creí ser... quizás por esos brazos llenos de flores... no sé...






la figlia che piange

o quan te memorem virgo...

quédate de pie en el más alto peldaño de la escalera.

apóyate en la urna del jardín.

teje, teje la luz del sol con tus cabellos.

estrecha tus flores contra ti con afligido asombro,

arrójalas al suelo y vuélvete

con un resentimiento fugaz en la mirada.

pero teje, teje la luz del sol con tus cabellos.



de ese modo le habría yo obligado a él a marcharse,

de ese modo le habría hecho a ella quedarse y apenarse,

de ese modo se habría marchado él

como el alma abandona el cuerpo lacerado y livido,

como la mente abandona el cuerpo que ya ha usado.

yo podría encontrar

algún modo incomparable leve y hábil,

algún modo qué ambos comprendiesemos,

sencillo y desleal como una sonrisa y un apretón de manos.



ella se apartó, pero el otoño

forzó mi imaginación durante días,

muchos días y horas:

su pelo sobre sus brazos, sus brazos llenos de flores.

me pregunto cómo habrían estado juntos ellos!

me habría perdido mi detalle y una postura.

a veces, estas meditaciones aún asaltan

la medianoche turbulenta y la quietud del mediodía.

t.s. eliot (prufrock y otras observaciones)





y ahora corto y cierro... que digo yo que algo tendré que ir haciendo...


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