sobre principios de año...

lunes... digo miércoles... y te escribo desde el despacho... y aunque sé que es tarde, he de decir en mi defensa que hoy es dos de enero...


dos de enero y la mañana ha sido caótica, y la tarde es ahora cuando empieza a relajarse... porque aunque dejamos todo preparado el día treinta y uno por la tarde, yo tenía varias tareitas pendientes que corrían prisa a promera hora de la mañana, y después tenía postfacturación, y mi compañera no ha venido (y yo he tenido un dejabú) así que en cuanto he podido me he puesto a casar facturas con albaranes, y a buscar los albaranes perdidos... y después he hecho los recibos mientras mi hermana metía las facturas en sobres... y cuando hemos vuelto de comer, he separado los giros de los recibos y los he sumado para ver si todo estaba bien (y lo estaba...) y ya he hecho las remesas para el banco y he guardado cada cosa en su sitio... así que entenderás que casi me haya dado un ataque de risa, cuando mi compañera (que ha metido las útlimas facturas en sobres, les ha puesto sellos y ha cambiado una dirección de envío) ha dicho muy satisfecha ella: "ya he terminado la facturación"...


pero respiro hondo, porque si me río me da la tos, y sino me río igual me da por romper cosas, y tecleo...


aunque la verdad es que no tengo nada que contarte... pero he pensando en copiarte uno de los poemas de antonio machado, de aquella antología pequeñita que me compré una mañana en la casa del llibre porque era muy baratita, y que ha sido uno de los últimos libros que me he leído en el dos mil doce...


así que te copio el poema...






yo voy soñando caminos

de la tarde. las colinas

doradas, los verdes pinos,

las polvorientas encinas!...

adonde el camino irá?

yo voy cantando, viajero

a lo largo del sendero...

-la tarde cayendo está-.

"en el corazón tenía

la espina de una pasión ;

logré arrancarmela un día:

ya no siento el corazón".

y todo el campo un momento

se queda, mudo y sombrío,

meditando. suena el viento

en los álamos del río.

la tarde más se oscurece;

y el camino que serpea

y débilmente blanquea,

se enturbia y desaparece.

mi cantar vuelve a plañir:

"aguda espina dorada,

quién te pudiera sentir

en el corazón clavada".

antonio machado





y ahora corto y cierro... que acabada la facturación, voy a ponerme con las facturas de proveedores... que habrá que cerrar el año...


No hay comentarios:

Publicar un comentario