sobre volver (otra vez...)

sábado (que hoy sí que parece sábado) y en el despacho... aunque la verdad es que en lo que va de mañana, es ahora cuando me siento en mi mesa... porque entre que he bajado tarde a trabajar porque me he dormido; que el jefe me ha invitado a desayunar en nuestro bar favorito; y que han venido mis sobrinos (los hijos de mi primo) y hemos ido a casa de mis padres a ver si papá noel había dejado algo... y había dejado varias cosas, y entonces hemos estado montando un juguete que es un dinosaurio que habla y se come coches... pues que acabo de llegar al despacho... aunque la verdad es que la mañana está tranquilita y apenas tengo papeles encima de mi mesa...



así que aprovecho este ratito que tengo y te copio otro de los poemas de la antología volver de la editorial torremozas... esta vez un poema de salomé ureña, una poetisa nacida en la república dominicana, que vivió y escribió a finales del siglo diecinueve, que se titula melancolía y que me encantó al leerlo...




melancolía 

hay un ser apacible y misterioso
que en mis horas de lánguido reposo
me viene a visitar;
yo le cuento mis penas interiores,
porque siempre, calmando mis dolores,
mitiga mi penar.

como el ángel del bien y la constancia,
en los últimos sueños de la infancia
aparecer le vi;
contemplóme un instante con ternura,
y "oye -dijo-: las horas de ventura
pasaron para ti.

"yo vengo a despertar tu alma dormida,
porque un genio funesto, de la vida
te aguarda en el umbral;
y benigno jamás, siempre iracundo,
te encontrará, del agitado mundo
en el inmenso erial.

"yo elevaré tu espíritu doliente;
disiparé las nubes que en tu frente
las penas formarán;
consagra sólo a mí tus horas largas,
y enjugaré tus lágrimas amargas
y calmaré tu afán.

"seré de tu vivir guarda constante,
y mi pálido tinte a tu semblante
trasmitirá mi amor.
y te daré una lira en tus pesares,
por que al eco fugaz de tus cantares
se exhale tu dolor.

"y te daré mi lánguida armonía,
que los himnos que entona de alegría
la ardiente juventud
jamás ensayarás, pobre cantora,
porque siempre la musa inspiradora
seré de tu laúd."

dijo, y de entonces, cual amiga estrella
alumbra siempre, misteriosa y bella,
mi noche de dolor;
y me arrulla sensible y amorosa,
como arrulla la madre cariñosa
al hijo de su amor.

y haciendo que en sus alas me remonte
a otro mundo de luz sin horizonte,
de dicha voy en pos;
y entonces de mi lira se desprende
nota sin nombre que la brisa extiende,
y escucha sólo Dios.

yo te bendigo, fiel melancolía;
tú los seres que anima la alegría
no vas a adormecer;
porque eres el consuelo de las almas
que del martirio las fecundas palmas
lograron obtener.

por ti en los aires resonó mi acento,
y para dar un generoso aliento
al pobre corazón,
alguna vez la patria bendecida
benévola me escucha sonreída
y aplaude mi canción.

no pido más: bien pueden los dolores
destrozar sin piedad las bellas flores
de la ilusión que amé;
que jamás, bajo el peso que me oprime,
mientras un rayo de virtud me anime,
la frente inclinare.
salomé ureña



y ahora corto y cierro...

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