sobre sábados por la mañana y un poema de emily dickinson...

sábado, y mira que horas de venir... te escribo desde el despacho, en una tregua de esta mañana que es un no parar, y que ahora empieza a calmarse...


tengo sueño, aunque por suerte esta noche he dormido del tirón, sin migrañas incómodas que me despertasen a deshoras... he dormido tan del tirón que no he oído el despertador (o lo he oído y lo he apagado, que también podría haber sido el caso) así que he llegado al trabajo casi con media hora de retraso... pero como ayer me quedé mas de media hora después del cierre facturando, como premio por llegar tarde el jefe me ha invitado a desayunar... que a parte de cara de sueño, digo yo que debía tener cara de hambre...


y llevamos casi toda la mañana retocando los escaparates virtuales... liados con las ofertas navideñas... decidiendo que artículos poner y donde...


de la facturación nada... nada hasta el lunes, calculo yo... que será cuando mi compañera acabe su parte y me dé las facturas para que las confirme, haga los recibos y las remesas para el banco...





en fin... que yo hoy lo que quería era hablarte de un precioso libro de poemas de emily dickinson que llevaba un par de años buscando y que encontré por internet hace unos días... la obra escogida de emily dickinson publicada por la editorial torremozas, seleccionada, traducida y con apunte biográfico de ernestina de champourcin y juan josé domenchina... libro que está descatalogado hace años y que después de mucho buscar, conseguí comprar...


y es que aparte de que adoro las ediciones de la torremozas, y que ya sabes que colecciono distintas traducciones de la dickinson (porque me encanta), eso de que la traducción fuese de ernestina de champourcin y juan josé domenchina, quieras que no, era un plus para querer este libro...


y te diré que como siempre me ha encantado leer los poemas de la gran emily dickinson...


así que me vas a dejar que te copie aquí uno de los poemas que he guardado en borradores... porque hoy creo que refleja muy bien mi sentir...






cambiar? cuando cambien las colinas.
dudar? cuando el sol discuta
si su gloria es perfecta.
hastiarme? cuando el narciso
se hastie del rocio.
entonces, como él,
me cansaré de ti.

emily dickinson





y ahora corto y cierro... que tenemos que seguir con los escaparates navideños...

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