sobre domingos extraños y el un, dos, tres de wilder...

lunes y en el despacho... después de un domingo extraño...


y quizás es porque el domingo fue extraño que no acabo de centrarme en este lunes... quizás es porque me di cuenta ayer (sí... ayer) de que casi es navidad y este año no me viene bien... o porque tengo la cabeza en otro lado... el caso es que es lunes, son las once y media de la mañana y si he de ser completamente sincera, la verdad es que no he hecho nada desde que he llegado al despacho... y por como me noto, me da a mí, que hoy va a ser un lunes poco productivo...


y aunque la verdad es que anoche no me apetecía ver ninguna peli (estaba agotada después del día raro, y ciertas revelaciones de última hora me tenían descolocada y algo desconcertada) quizás precisamente por eso, porque necesitaba que un domingo que había empezado tan bien, terminara también bien, y porque en mi domingo desordenado y algo caótico, necesitaba algo que fuese igual al resto de mis domingos... y no era tanto el hecho de ver una peli, como el ritual de elegir tres nominadas a pelis del domingo y esperar a ver cual de las tres veía (que por cierto, era la mejor para animarme...)


y la peli elegida fue el un, dos, tres de wilder... esa en la que james cagney es el señor macnamara, ejecutivo de la coca-cola en el berlín de la postguerra, y aunque lo que él quiere es abrir mercado y venderles coca-cola a los rusos, su jefe le encarga que cuide de su hija scarlett (pamela tiffin) que va de sucursal en sucursal por europa, para que olvide su compromiso con un jugador de baloncesto... y justo cuando los padres de scarlett están a punto de ir a buscarla a berlin, la chica desaparece... y es que se ha casado en secreto con un joven comunista de la parte oriental de berlín... así que james cagney hará todo lo posible para que lo encarcelen y borrar el matrimonio... hasta que se descubre que la joven heredera está embarazada, lo que conllevará un cambio de planes que incluirá una promesa no cumplida, y el travestimiento de uno de los empleados de macnamara... por no hablar de como en una mañana, el jefe local de la coca-cola conseguirá, pese a todas las protestas del recién casado, convertir a un joven bolchevique en el yerno perfecto de un capitalista americano... y me encanta ese momento despacho convertido en muestrario de ropa, y las lecciones que le dan al chico ya en el taxi, mientras su recién estrenada esposa decide que sombrero le favorece mas... y me encanta el final... claro que eso no te lo voy a contar...


y ahora corto y cierro...  que aunque como ya te he dicho, me da a mí que hoy va a ser un día poco productivo, algo tendré que hacer... aunque sea la caja del día...

No hay comentarios:

Publicar un comentario