y te decía que hoy es el último día de jefecilla y que no me alcanzan las fuerzas... que llevo toda la mañana empezando y dejando a medias cosas porque siempre hay cosas mas urgentes... y todo es para ya... y todo hay que hacerlo corriendo... y te juro que no sé como hace el jefe para hacer todo lo que hace sin volverse loco y sin matar a nadie, porque a mí esto me está matando y tengo ganas de matar a alguien...
y a eso súmale esa sensación en el estómago de boicoteo silencioso... de murmullos en el cuarto de baño... de risitas complices y cínicas que me están empezando a agotar del todo... porque si las cosas ya son complicadas de por sí, que vengan a complicartelas, eso ya si que me agota...
en fin... que yo lo que quería era hablarte de frankie y la boda... el libro de carson mccullers que estuve leyendo la semana pasada...
sucedió aquel verde y loco verano, cuando frankie tenía doce años. un verano en el que ella no había pertenecido a nada. no había pertenecido a ningún club ni a nada en este mundo. un verano en el que frankie se transformó en un ser retraído y temeroso que pasaba su tiempo en el vano de la puerta.
carson mccullers (frankie y la boda)
y así es como la mccullers empieza a contarnos la historia de frankie que (como dice berenice, mi personaje favorito de la novela) se enamora de una boda...
sí... de una boda o quizás de la idea de formar parte de algo... o quizás de la idea de escapar a la realidad yendose a otro lugar... pobre frankie, que con solo doce años querría ser cualquier persona menos ella misma...
y la mccullers nos cuenta la historia de frankie, y la de las bodas de berenice, y la historia de john henry, que pasa allí los días comiendo y jugando a las cartas con ellas... una cocina sureña, en la que hace calor y parece que el tiempo se detiene... en la que cada uno habla de las mejoras que le haría al mundo en caso de ser dios... y en la que frankie y berenice a veces consiguen intuirse, mas que entenderse...
y me vas a dejar que te copie otra cita, porque cuando la leí tuve que sonreir... quien no ha tenido esas dudas existenciales en la adolescencia?...
veo algo, y me parece que lo que veo es un árbol verde -dijo-. para mí es un árbol verde. tú también dirías lo mismo, y estaríamos de acuerdo sobre ese punto. sin embargo, es el verde que tú ves el mismo verde que veo yo? o si las dos decimos que un color es negro, cómo sabemos si lo que es negro para ti lo es también para mí?
carson mccullers (frankie y la boda)
porque quizás todo son convenciones... códigos a los que hemos llegado, pero que no garantizan que el verde sea el mismo color para cada uno de nosotros...
y ahora corto y cierro... que tendré que seguir haciendo de jefecilla...
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